EXOP

Este proyecto parte de un reto claro: transformar un gran local profundo donde no llega la luz, en un espacio funcional y representativo de dos empresas distintas.

La solución no fue solo espacial, sino casi atmosférica: se creó una red de jardines verticales e interiores que actúan como patios organizadores. Estos vacíos estratégicos no solo aportan luz cálida y natural a los distintos ambientes, sino que introducen vegetación y profundidad allí donde no era posible abrir al exterior.

Toda la oficina se articula en torno a estos patios: cada sala, cada despacho, cada zona común se conecta visual y espacialmente con alguno de ellos. Esta relación constante entre interior y “nuevo exterior” genera una sensación de apertura, serenidad y orientación que contrarresta la linealidad cerrada del local original.

A nivel funcional, el espacio integra un programa complejo: zonas de coworking abiertas, salas de reuniones, despachos privados, una sala de formación y espacios de circulación que permiten fluidez sin perder intimidad ni jerarquía. Todo con una estética minimalista, materiales sobrios y una iluminación que acompaña los distintos usos sin imponerse.

El resultado es una oficina silenciosamente sofisticada. Un lugar que no grita innovación, pero la respira. Y es justo ahí donde emerge su verdadero valor: quien trabaja en este espacio no tiene la sensación de estar encerrado en un bajo, sino en un entorno vivo, luminoso y cuidadosamente diseñado para acompañar cada jornada.

Un espacio donde la arquitectura no solo organiza... sino que inspira.