EGMB

Este proyecto parte de una premisa muy concreta: diseñar un hogar para una persona con una visión significativamente reducida —un 2 % respecto a la visión habitual—. El reto no era transformar el espacio por completo, sino realizar pequeños cambios, pero que inciden de manera transversal en su autonomía y funcionalidad.

La reforma se centró en potenciar lo esencial: la luz, la seguridad y la orientación. Cada decisión partió de la experiencia del cliente. Se reforzaron los contrastes entre materiales, se mejoró la iluminación artificial con puntos clave que guían y acompañan en los recorridos, y se actualizaron calidades y acabados para hacer la vivienda más cómoda, clara y fácil de leer a través del tacto, del cuerpo y de la luz. La idea es aprovechar al máximo su visión residual para transformarlo en funcionalidad.

A nivel distributivo, los cambios fueron mínimos: la estructura existente ya estaba adaptada a los hábitos del cliente, y la prioridad era mantener esa familiaridad mientras se modernizaba el conjunto.

El resultado es una vivienda discreta, pensada desde el respeto y la comprensión del cliente, que no busca imponerse visualmente, sino acompañar desde lo sensorial. Un proyecto donde el diseño no se nota, pero se siente en su calidad de vida.